El verano en Doñana

Ha terminado el mes de Julio dejándonos días calurosos y con ello la evaporación del agua superficial de las marismas. Ha llegado el momento en el que la arcilla y el limo se dejen esterilizar de forma natural por los rayos de sol.

Ahora la marisma se ha convertido en un terreno agrietado en la que el reflejo del sol nos engaña con espejismos naturales donde nos parece que hay agua. Con este estado de las marismas reptiles, roedores y animales que caen desfallecidos por las duras condiciones del verano dan fácilmente de comer a rapaces, córvidos y aves carroñeras, como el buitre. El cuál en los meses de veranos son fácilmente avistados dándose grandes banquetes.

El verano no sólo nos deja duras imágenes de supervivencia, también nos regala es preciosas donde todas las mamás del bosque y la marisma están acompañadas con sus preciosas crías.

En el bosque y en la Vera podemos observar como las hembras comienzan a formar las grandes tropas de cérvidos. Los machos, están cada vez menos tímidos y van saliendo hacia los llanos.

Sus cuernas ya están prácticamente crecidas por completo y la borra, esa piel aterciopelada que la rodea para protegerla, ya comienza a caerse dando paso a sus cuernas relucientes para la berrea. 

Si miramos hacia arriba, se podrá observar grandes concentraciones de aves estivales, aún juveniles, surcando los cielos acompañados de los adultos cogiendo fuerzas para cuando el instinto migratorio  las vuelva a guiar hacia el Norte de África.

Respecto al Lince Ibérico, el gran regulador de nuestro ecosistema, los avistajes son m comunes y que las crías con sus cuatro meses y sus pocos kilos están más activas y comienzan a moverse acompañando a sus madres para la ardua tarea de cazar.